Doña Sara
Vecina: ¡Hola, doña Sara! ¿Cómo está?
Doña
Sara: ¿Qué, querida?
Vecina: Que cómo está.
Doña
Sara: ¿Cómo?
Vecina: (Alzando la voz.) Que cómo está, doña Sara.
Doña
Sara:¡Ay, nena! Más o menos.
Vecina: Pero, ¿qué le pasa?
Doña
Sara:¿La casa? No, no es por la casa.
Me parece que me estoy engripando.
Vecina: Y también, usted
siempre desabrigada.
Doña
Sara: No, no es por estar acá sentada. Ramón, pobre, que en paz descanse,
siempre me decía: si vas a estar acá toda la tarde, ponéte un saquito, mirá que
después refresca. Pero yo nunca tengo frío. Y vos nena, ¿cómo estás?
Vecina: Bien, doña Sara.
Doña
Sara: No, ahora que lo pienso no debe ser una gripe, debe ser el hígado. Me
está agarrando jaqueca. ¿Vos estás bien?
Vecina: Sí, doña Sara.
Doña
Sara:¿Sabés que antes yo oía la conversación de la gente a ochenta metros de
distancia? Mirá qué oído.
Vecina: Y ahora, ¿oye
menos?
Doña
Sara:¿Cómo decís?
Vecina: Que si ahora oye
menos.
Doña
Sara:¿Que si ahora qué?
Vecina: (Alzando la voz.) ¡Que si anda mal del
oído, doña Sara!
Doña
Sara:¿Que si me olvido? No, no. Todavía tengo bastante memoria y bastante buen
oído. ¡Ay!
Vecina: ¿Qué tiene doña
Sara?
Doña
Sara:¿Quién viene? No sé, querida, pero yo estoy un poco mareada. Es por la
vista.
Vecina: ¿Qué tiene en la
vista?
Doña
Sara: No, la pista no, ¿qué pista? ¿Andás bien vos del oído? Hablo de la vista. Voy a tener que empezar a
usar anteojos, estoy viendo menos. Mirá vos, esa señora que está pasando por la
vereda de enfrente no sé si es Carmen o es Luisa.
Vecina: No, doña Sara, es
un señor con un armario.
Doña
Sara:¿El veterinario? ¡Ah! Debe ser por el perro de Roberto.
Vecina: ¿Qué tiene el
perro de Roberto?
Doña
Sara: No, no está muerto. Parece que comió mucha torta y le agarró
tortícolis. ¿Vos andás bien de salud?
Vecina: Sí, creo que sí.
Pero ahora me está agarrando dolor de cabeza.
Doña
Sara: Ah, tenés que poner la mesa. Sí, claro, andá que se les va a enfriar
la comida.
Vecina: (En voz bien alta.) ¡Que me voy, doña Sara,
porque me duele la cabeza!
Doña
Sara: Ahhh, sí querida, andá, andá.
Vecina: Chau, doña Sara.
Doña
Sara: Chau, querida, que te mejores.
(Cuando
doña Sara se queda sola, murmura.)
Doña Sara: Le debe doler la cabeza de tanto gritar. Ni que una fuera
sorda.
Fin